Como comenté en la entrada Sangretipos, las personas del grupo A no se llevan muy bien con la carne. Esta tendencia genética, así como las tendencias de los demás grupos sanguíneos, suele manifestarse desde la infancia en las preferencias alimenticias de los chicos.

En no pocas ocasiones, esas inclinaciones pueden ser malinterpretadas, por los adultos, como malcriadeces. Yo he estado en esa situación como padre y como hijo, por lo que tengo una idea al respecto.

El caso que cito a continuación es algo contradictorio. Se trata de una persona del grupo A que estuvo apasionada por la carne por un tiempo. Veamos lo que nos cuenta Norkis De Armas:


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Más que una satisfacción o un gran placer, el comer para mi es una necesidad básica que debe ser atendida en su momento y punto. No ando con muchos miramientos a la hora de comer, puede ser lo mismo del día anterior o un pan relleno con jamón y queso, cosas básicas, simples. Lo único que necesito es que me llene y listo.

Sin embargo hay ciertas cosas que nunca han sido de mi completo agrado, y que siempre fueron ingeridas en contra de mi voluntad. Por ejemplo las carnes rojas. No es que no me gusten, claro que si, disfruto de una buena hamburguesa o una suave parrilla, pero muy esporádicamente. No puedo ni comer dos veces en un mismo mes carne, es mas puedo tranquilamente no comer carnes nunca y no me afecta.

En mi ultimo embarazo, me dio por comer carnes rojas y con un gusto, que se me hacía agua la boca cual caníbal, sólo de ver los empaques en el supermercado. ¡Una locura!

Luego me entero de la alimentación según los grupos sanguíneos. Yo soy A+, no como carnes rojas ni mucho menos a no ser que no tenga mas remedio. Pero a las personas del grupo O les hace mucha falta las proteínas de la carne y mi bebita es del tipo O+. Ella tomó el control de mi cuerpo en esos 9 meses y me hizo comer carne de una manera voraz y exquisita.

Ya la niña tiene 2 años y volví a lo de antes, no como carnes rojas seguido. Ella tiene unos gustos extraños para ser niña, pues no le gustan los dulces, mas bien los sabores fuertes, las salchichas, el jamón y no le gusta la leche. Así que tengo más que pruebas, de que la dieta del genotipo, aunque no la conozcas si sigues tus instintos ya la tienes incluida en tu ADN.

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Esta historia demuestra esa rara circunstancia, en que una persona del grupo A se fascina con el consumo regular de carnes. Pero aparte de eso, está dando evidencias de que la relación entre alimentos y tipo de sangre, no es teórica, no es una hipótesis de laboratorio. Se trata de una realidad para cada uno de nosotros, que funciona bien sea que la conozcamos o no.

Como dice Norkis, podemos seguir los instintos y llegar a la alimentación que va con nosotros. Pero ese camino está más disponible para los bebés si, como padres, se lo permitimos. Tal vez también para aquellos afortunados que lo han podido hacer desde siempre. Para los demás, es posible que necesitemos algo de ayuda.

Creo que la nutrición genética -ya sea mediante los grupos sanguíneos o en la forma más avanzada de los genotipos-, es una salida apropiada para elevar la calidad de vida de millones de personas, reducir enfermedades, mejorar el ánimo y la vitalidad. Todo esto y mucho más, con sólo poner un poco de atención a lo que ingerimos.

Pregunta: ¿Podrías decir que comes de acuerdo a tu instinto?