Matrimonio

El matrimonio es una de las formas más comunes de consolidar una pareja. Incluso en este mundo lleno de modernidad, las chicas siguen soñando con el vestido blanco y el príncipe azul. Todavía suspiran cuando ven unos recién casados y sólo desean que les pase a ellas.

Los varones, por otro lado, aspiran en secreto a convertirse en cabezas de familia por la “ley de Dios” y/o la de los hombres. Se puede notar el orgullo en el tono de la voz, cuando hablamos de “mi esposa”, con ese arcaico sentimiento de propiedad.

Pero en los últimos años, las estadísticas de matrimonio están decayendo a nivel mundial. En Estados Unidos el número de matrimonio disminuyó de 2.315.000 en 2000 a 2.131.000 en 2012. Esta cifra tiene un impacto mucho mayor, si tomamos en cuenta que la población se incrementó de 281 millones en 2000 a 313 millones en 2012. La tasa de matrimonios por mil habitantes bajó de 8,2 en el año 2000 a 6,8 en el 2012.

O sea, cada vez hay más personas, pero menos matrimonios. Si se hubiera mantenido la tasa de matrimonios del 2000; en 2012 habría habido 2.579.000. Es decir que se dejaron de realizar casi medio millón de matrimonios en 2012.

En Europa, la tasa de matrimonios también ha disminuido sistemáticamente de un 5,9 por mil habitantes en 1991 a un 4,5 en 2009. En España, ha decrecido de un 5,6 en 1991 a un 3,8 en el 2009 y un 3,6 en el 2010.

Estas cifras no son casuales, sino que indican que la manera de consolidar la pareja está cambiando. Lo que nos lleva a decir que existe una crisis general en el modelo actual de pareja.

Divorcio

El divorcio es una de las salidas que tiene el matrimonio. La otra es la desaparición física de uno de los esposos. El divorcio, según los estándares sociales y religiosos, indica el fracaso del matrimonio. Un final desagradable, indeseado y mal visto.

Las estadísticas de divorcios presentan un panorama poco favorable para la institución del matrimonio. El indicador tasa divorcio, describe el porcentaje de matrimonios que se divorcian. Este indicador muestra cifras alarmantes incluso en los países con mayor índice de calidad de vida.

Como se muestra en la Tabla 1, los primeros diez países con mayor índice de calidad de vida en 2014, tienen en su mayoría tasas de divorcio (datos del 2004) muy superiores al 20%. Esto, con las excepciones de Chile, el país con la menor tasa divorcio del mundo (estaba prohibido el divorcio) e Irlanda.

 

Tabla 1. Tasa de divorcio y calidad de vida

Mejor calidad de vida País Tasa de divorcio %
1 Noruega 44%
2 Suiza 51%
3 Australia 43%
4 Luxemburgo 60%
5 Italia 25%
6 Irlanda 15%
7 Islandia 37%
8 Chile 3%
9 Dinamarca 46%
10 Canadá 48%

 

Otros países desarrollados como Bélgica (71%), Portugal (68%), España (61%), Francia (55%), Estados Unidos (53%), Alemania (49%), Austria (47%), Suiza (47%), Reino Unido (47%), Dinamarca (46%) y Finlandia (45%), también muestran altas tasas de divorcio.

La realidad detrás de estos datos fríos es alarmante. De cada diez parejas que se casen en España, por ejemplo, ¡seis se van a divorciar! Si se casan en Bélgica, Portugal o Francia, serían siete, casi siete y entre cinco y seis divorcios respectivamente.

En Europa, la tasa de divorcio aumenta en el tiempo. De 28 en 1991 subió a 43 en 2008. En España subió de 13 a 61 en el mismo período. Esto quiere decir que cada vez más matrimonios toman la salida del divorcio.

La necesidad de cambiar

Con estos datos acerca del matrimonio y el divorcio, está claro que el matrimonio está cada vez más devaluado. Cada vez se sostiene menos como institución referente para la pareja y pone en peligro su rol como soporte para la familia y para la sociedad.

La pareja actual recorre un camino peligroso donde cada vez menos parejas elijen el clásico compromiso del matrimonio.

Nuevas fórmulas surgen para compensar la necesidad de estar juntos y de “pertenecerse” uno al otro. Entre ellas están “los amigos con derecho”, “LAT acrónimo de Living Apart Toghether (vivir juntos en casas diferentes)” entre otras formas de asociación.

Pero esto no termina de crear el tipo de relaciones que podría darte más paz mental, equilibrio emocional y estabilidad social. Este problema requiere una solución de fondo y un cambio radical de paradigma, que actualice y reformule el concepto mismo de pareja.

De eso precisamente se trata el estudio y la práctica de la Antipareja. De aportar lo necesario para que renueves y mejores tu experiencia de pareja y tengas una vida más plena y feliz.