La saciedad es, junto al placer sensorial, uno de los objetivos fundamentales de la alimentación. Una comida siempre busca agradar los sentidos y también busca saciar. Es poco común seguir comiendo luego de alcanzada la saciedad. Si esto ocurre estaríamos comiendo por gula.

Si por el contrario seguimos comiendo porque no hemos alcanzado la saciedad, es muy probable que estemos en presencia de alguna clase de desorden fisiológico, nutricional u hormonal. Esto puede estar acompañado de alguna clase de trastorno emocional. En algunos casos, esta conducta puede relacionarse con la bulimia, o la necesidad de comer compulsivamente.

Si bien la saciedad se explica técnicamente a través de la satisfacción de la demanda de nutrientes, es obvio que en este proceso no sólo participa la calidad de los alimentos que ingerimos. Se necesita que los nutrientes ingeridos sean asimilados por nuestro organismo en las cantidades suficientes. Este proceso de asimilación se realiza por medio de la digestión, que no es otra cosa que la transformación de los alimentos ingeridos en sustancias simples que puedan ser absorbidas a través de las paredes del tracto digestivo.

La digestión es un proceso muy delicado, que involucra gran cantidad de energía. Se comenta que es el segundo proceso que más energía requiere, luego del acto sexual. Asimismo se puede ver afectada por un sinnúmero de factores relacionados con el comensal y con el entorno.

La forma

 

Imagina que estás comiendo una porción de alimentos con los nutrientes que requieres. Si el plato está presentado en una lata de conservas con todos los ingredientes uno encima de otro. Si lo que debe ir caliente está frío y lo frío, caliente. Si la entrada, el principal y el postre están todos revueltos. ¿Crees que tu asimilación sería la misma que si está adecuadamente presentado? Por supuesto que no.

Las aglomeraciones de comida, sin propósito estético o de placer, pueden arruinar el proceso de la digestión. Presentaciones descuidadas dificultan el placer de la degustación y por tanto el anhelado buen provecho. Comer, para el ser humano, no es solamente una necesidad de supervivencia, es también una experiencia estética, en la que el aspecto visual es determinante.

El comensal

 

Comer es un proceso tan vital y decisivo para nuestra calidad de vida, que merece una atención especial, una actitud especial. Para mí el acto de comer debería ser una experiencia Zen. Es decir, una experiencia llena de curiosidad, celebración de la vida y gratitud.

Si te sientas a comer perturbado, sin posibilidad de centrarte en el disfrute del momento, estás estropeando una gran oportunidad de darle calidad a tu vida, física y emocional. Si comes parado o conduciendo tu auto, si comes peleando o discutiendo cosas de trabajo, si comes apresurado sin apenas masticar los alimentos. Estás descuidando una parte vital de tu alimentación.

Mientras más relajado y centrado te encuentres durante tus comidas, disfrutarás más lo que comes. Te relacionarás mejor con los sabores, las texturas, los aromas, llegando a hacer de esos momentos, verdaderos espacios de disfrute y bienestar.

El entorno

 

Tranquilidad, armonía, orden, sentido del ritmo. Son algunos de los factores del ambiente que pueden influir en la calidad de nuestra alimentación. Estos atributos se expresan a través de los siguientes elementos:

Sonido: nivel y tipo de sonido que se escucha en el momento de comer. Si el espacio es muy ruidoso, se pueden forrar las paredes y diseñar desniveles en el techo para amortiguar el ruido.

Decoración: un ambiente equilibrado con gran economía de colores, no muy cargado para que no compita demasiado con la presentación de la comida.

 

Mobiliario: Sillas y mesas cómodas. Cubiertos no muy pesados ni muy ligeros. La vajilla no es el protagonista de la degustación, sino un elemento de apoyo.

Iluminación: Una iluminación difusa y de zonas, para que se perciba el ambiente pero que resalte la buena mesa. Hay que ver bien lo que se está comiendo.

Cadencia e Interrupciones: La digestión es un proceso delicado. Escoge el orden de tus alimentos y una vez que comiences a comer no hagas pausas muy prologadas entre platos, pues podrías afectar el proceso digestivo. Come despacio, pero sin largas pausas.

Estas recomendaciones son muy simples y algunas fácilmente aplicables en diferentes ambientes. Trata de conseguir lo más que puedas de esto, bien sea en casa, en el trabajo o en un restaurante. Todo lo que hagas para agregarle placer a tu comida te será devuelto con creces.

Placer y saciedad

Seguramente ya lo han notado. Placer y saciedad se nutren mutuamente. Mientras mayor placer experimentes en tus comidas, mejor será tu proceso de digestión. Por tanto lograrás con más facilidad la asimilación de nutrientes y la saciedad.

Por otro lado, la saciedad en sí misma es un placer complejo y completo. Estar saciado es como una especie de clímax, donde no necesitas nada más. Placer y saciedad, saciedad y placer, eternamente juntos en tu mesa para que tengas ¡buen provecho!

Pregunta: ¿Cuáles elementos del entorno afectan las principales comidas de tu semana?


    2 replies to "Saciedad y placer"

    • Alicia

      Leí este artículo justo en el momento de ir a cocinar. Soy una persona que no se sacia fácilmente o no sabía leer mi cuerpo. Estaba en automático a hacer un gran plato de pasta. y me pregunté si eso era lo que realmente me estaba pidiendo mi cuerpo y supe que no. Me preparé un bisteck fino, con ensaladita de tomate y trozos de queso y un cuarto de plátano maduro hervido. Saciada! Luego me tomé un vaso entero de agua jejeje y me siento muy bien. es perfecto 🙂

      • gourmetplus

        Super! Me alegra que el escrito haya tenido una utilidad tan directa e inmediata. Gracias Alicia, por compartir tu experiencia!

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