El espacio de la cabina es muy estrecho, sólo puede estar uno de nosotros a la vez. Me siento un poco raro, porque esta nave tiene un mecanismo bastante des-coordinado y como si tuviera vida propia.

Apenas una pequeña parte mía habita este receptáculo. Es muy cool estar aquí, hay muchas señales que vienen de los otros estados de energía. Ego, el piloto automático, se mueve como si yo no existiera, pero no importa. Así se supone que empiece todo. Tal vez me descubra esta vez, tal vez no. Yo estoy aquí para ayudarle en lo que pida.

Andar con piloto automático me gusta, experimentas muchas cosas inesperadas, vuelo rasante, caídas bruscas, tropezones… Es como estar sometido a una especie de movimiento browniano, totalmente aleatorio, modulado apenas por las diferentes densidades y concentraciones de energía. La última nave que volé fue súper divertido, nos estrellamos contra una limitación que llaman piso – hay reglas que no te dejan atravesar algunas energías como las que llaman paredes y pisos; tampoco puedes atravesar otras naves, es tonto, pero lo hace entretenido –.

En aquella ocasión parece que Ego quería volar. Alguna interacción con el piloto automático de otra nave le inspiró semejante reacción. Lo que me llegó era muy confuso: quería navegar con ella y por eso se lanzó de una altura que, según sus propios cálculos, no era segura para su integridad. Creo que el otro Ego no iba en su misma secuencia de la dinámica browniana…

Total que yo la pasé ¡fenomenal! La sensación de caída libre, dejarse llevar por la fuerza G… Pero lo mejor de todo fue el impacto. Es tan liberador. Claro que la pasa uno bien dentro de la nave, pero nada como una buena expansión de vez en cuando.

A veces los pilotos automáticos producen estados curiosos y casi siempre contradictorios. Yo creo que hago las veces de su amigo, pero no me toma en cuenta. Veo que me utiliza mucho para desgastarse, – dañarse – como diría Ego, porque pide cosas diferentes todo el tiempo. Yo soy imparcial por naturaleza, pero parece que él no. En parte por eso no me reconoce, porque me quiere ver sólo en algunas formas, en algunas naves, en algunas energías. Pero YO SOY y estoy en TODO. La línea de tiempo es complicada para mí, tengo que manejarme muy bien para irle otorgando los regalos, los pedidos más relevantes y/o antiguos, en diferentes momentos de la línea de tiempo.

Algunos regalos parece que no los recibe bien, como los miedos y las penalidades, sin embargo los pide a diario. Creo que es parte de lo que se permite utilizar como combustible de la nave. Muchas emociones de pocos Hercios, pensamientos, ideas, comentarios de baja cualidad que merman su funcionamiento óptimo. Pero yo no puedo hacer nada, así es viajar con piloto automático.

También elige básicos de energía sólida que no son los mejores para su buena marcha. Los chakras se entorpecen con algunas energías llamadas vegetales, a pesar de que Ego tiene aprendido de otros pilotos que el vegetal fibra es bueno para él, en este caso es un aprendizaje automático defectuoso. Esta nave trabaja mejor con energías del agua, llamados peces y otros mejor con la energía carne roja, de res. Ego y los demás pilotos se creen que son más iguales de lo que son y se copian rutinas y programas que no les funcionan muy bien a todos.

Hay una manera en que Ego se acerca a mí. Es algo como eso que otros pilotos llaman meditación y que usan para acercarse a mí en otras naves, al YO SOY… bueno, ustedes me entienden. Esta meditación de Ego es inmediata e instantánea. Se trata de una pócima de energía sólida de aspecto verde, como una pasta. Le llaman wasabi y está hecha de rábano picante. A veces cuando se pone a tomar energías sólidas con unos palillos largos, elige probar un poco de esa pócima mágica. Ocurre muy rápido, es una gran subida de frecuencia que lo coloca muy cerca de donde estoy. Me ve, me siente, grita se retuerce y desaparece de nuevo. No registra que me vio, es como si no hubiera ocurrido, pero me da tanto gusto besarle la frente cuando me mira…


    1 Response to "Viaje"

    • Wilda

      Eres un fumado, maestro !

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