El sufrimiento casi siempre ocurre como consecuencia de un deseo o expectativa no realizada. Sufres cuando pierdes a tu pareja o a otro ser querido, porque deseas su compañía y su presencia en tu vida. Tal es el sufrimiento del duelo.

Sufres cuando has estado deseando algo sin éxito

Cuando estás perdiendo las esperanzas de que tus deseos se realicen, empieza el sufrimiento. El sufrimiento causa una condición de estrés permanente, que puede llevarte a la ansiedad y a la depresión.

El sufrimiento es una energía de baja vibración que te dificulta la experiencia de la vida. Cuando sufres:

  • Tus facultades habituales no funcionan como siempre
  • Tu capacidad de concentración disminuye
  • Tu pensamiento se vuelve confuso y errático
  • Se debilitan tu esperanza
  • Se debilita tu confianza en ti y en la existencia

Por todo esto, cuando sufres, te cuesta relacionarte amigablemente con las personas y pasas por la vida con un cierto halo de víctima que no suele atraer nada positivo.

La inercia de las expectativas

Para que el deseo se convierta en sufrimiento, se necesita además de un elemento esencial: el apego. En este caso se trata del apego a las expectativas creadas. Las expectativas son sanas, mientras no te apegues demasiado a ellas. Pero si pones toda tu felicidad y bienestar, de manera exclusiva, en un grupo de expectativas, estarás creando tu propia cárcel emocional.

Hace poco te comenté acerca de la necesidad de hacer cosas distintas para tener resultados diferentes. Esa es la manera en que debes convivir con las expectativas. Debes tener la disposición de cambiarlas o abandonarlas, cuando sea necesario para alcanzar tu bienestar. De nada vale mantener, por capricho, unas expectativas que no tienen futuro. Esto sólo te traerá sufrimiento, estrés, ansiedad y depresión.

La inercia es la tendencia de las cosas a mantener su estado actual, si nada interfiere con ellas. Si algo está en movimiento en una dirección, la inercia hará que se mantenga moviéndose en esa dirección, a menos que alguna fuerza interfiera. Si algo está en reposo, la inercia hará que siga en ese estado, a menos que una fuerza interfiera.

Así ves que la inercia es una tendencia universal y que los cambios de estados requieren energía extra. Entonces, ¿de dónde sacarás la energía extra para despegarte de la inercia de tus expectativas, cambiarlas para bien y salir del círculo vicioso del sufrimiento? A veces esta energía proviene de tu sentido de supervivencia, de tu autovaloración, de tus recuerdos y memorias de una buena vida anterior, o de tus ganas de vivir feliz que asoman a veces entre las lágrimas y los suspiros.

Pero no siempre consigues sacar energía de estas cosas. Es en esas ocasiones cuando que necesitas apoyarte en alguien que te ayude a estimular tus fuentes ocultas de energía extra.

Si llevas más de dos semanas con altibajos emocionales y sin mejoría notable, es muy probable que necesites ayuda externa. Si llevas al menos un mes en un círculo vicioso de emociones negativas, entonces seguramente necesitas ayuda externa. No te confundas, las respuestas siempre están en ti, pero necesitas alguien que te oriente para que puedas mirar, con ojos nuevos, la situación en que te encuentras y halles tus propias respuestas.

Evita el sufrimiento escogiendo expectativas que puedas alcanzar

Es natural que te encierres en tu desconsuelo por unos días. Que llores, agonices y te juzgues por uno o dos días. Esa es la naturaleza sufrimiento y no tiene caso ponerse una coraza e ignorar lo que estás viviendo. Pero pasados esos días iniciales, debes empezar a buscar una salida.

Mantener el apego a las expectativas que causan tu sufrimiento, es una calle ciega. Cambia las cosas, desechando las expectativas que no tienen futuro y escogiendo aquellas que sí puedes alcanzar.

No digo que sea fácil, pero recuerda que si no encuentras la solución por ti misma, puedes buscar ayuda…

Pregunta: ¿Qué es lo que más te ha funcionado para liberarte del sufrimiento o para evitarlo?